jueves, 31 de enero de 2013

Parto de Cayetana: 1ª parte

Pongámonos en situación. Mediados de agosto. Un calor de impresión. Un hijo de 15 meses recién cumplidos que apenas dos semanas antes se había soltado a andar. Una madre que lo lleva en la cadera minuto si, minuto también.
Casa de dos plantas, escalera para arriba, escalera para abajo. Paseos a la piscina, con niño de 15 meses en la cadera. Mételo en el agua, sácalo. Agáchate, y vuélvete a agachar…Así hasta el infinito.


Falsas alarmas y contracciones de mi ya conocidísimo amigo Braxton desde la semana 30. Todas las noches aquí una servidora pensaba que se iba para el Hospital.
Una ciática del copón que cuando aparecía me impedía dar tres pasos seguidos. Niño de 15 meses que reclama todo el tiempo la atención mamá.
Gracias a Dios, al cielo y al Santo Jo…nuestra Santa Nelsy, interna de por vida en nuestra casa…llegó a nuestras vidas un mes antes.
Con semejante panorama no era de extrañar que una buena mañana al despertar, notara como un líquido no identificado me corría por las piernas para abajo.
Nos fuimos para el Hospital nada convencidos porque desde aquella vez, ni rastro de aquel líquido, pero por si acaso.
Una hora en monitores y alguna que otra contracción después, que no eran de parto, mire usted. Me llevan a hacerme una prueba para ver si el líquido en cuestión era verdaderamente líquido amniótico u otros fluidos…
Bingo: tengo una fisura en la Bolsa.
Incidencia: Streptococo positivo.
Conclusión: me van a provocar el parto.
Horror.
Porque yo que queréis que os diga, la naturaleza y el cuerpo humano deben seguir su curso y no obligarlos a algo que ellos no están dispuestos a hacer.
El caso es que me ponen antibiótico a través de una vía (por el Streptococo) no sin antes haberme llevado a una sala y haber depositado en mi interior, muy en mi interior, lo que yo llamaré para los restos de los restos, la pastilla del infierno.

Por alguna extraña razón, las mujeres de mi familia no toleramos esa pastillita que hace que tu cuerpo se ponga en marcha o más bien tu útero, el cuello de éste, etc etc.
Y pasé de estar como una pepa a tener contracciones cada dos minutos.
Y eso muy natural natural, como que no es.
Al ver mi monitor, un ginecólogo dio órdenes de que me llevaran inmediatamente para paritorio. No había pasado ni media hora desde que me pusieran la pastillita infernal.
Y me la tuvieron que quitar. Con lavados, con suero…dos enfermeras hicieron lo imposible por sacarla de mi cuerpo.
Y gracias a dios lo lograron y todo empezó a ser más llevadero. Pero ya me quedé en mi Box de dilatación. Las contracciones pasaron a ser algo más tolerables y entre charla y charla con mi marido y mi padre me planté en los 4cm.
Matrona: “Quieres ya la Epidural?”
Rut: “bueno, no estoy tan mal…creo que voy a aguantar un poquito más”.
Si yo hubiera estado fuera de mi cuerpo me hubiera dado en ese momento dos buenos bofetones!
Que error más grande…Nunca, nunca, oídme bien, JAMÁS renunciéis a la Epidural cuando os la ofrezcan. Que cualquiera diría que era mi segundo parto. 

Besos desde el Sur

Feliz jueves

3 comentarios:

  1. ay Rut qué mieo!! este parto "no guta"
    Besoss preciosa!

    ResponderEliminar
  2. Ufffff, con tu historia me has dejado muy interesada, de saber la segunda parte!!!!...
    Un beso!

    ResponderEliminar
  3. jijiji quien diga que un parto es bonito....es pa matarla............jijiji!! estás divina de la muerte con ese bikini rojo...y esa barriguita!!

    ResponderEliminar